No soy muy "cocinillas", pero tengo una receta infalible, "que siempre sale". Para amenizar el proceso, te recomiendo un fondo musical espectacular: "Para Enamorarte De Mí" o -actualizado- "Diez Mil Maneras" o -actualizado- "Me Enamoré De Ti" o -actualizado- "Antes Que No". No es imprescindible, pero motiva mucho. Siempre me sale, y es un placer para los sentidos:
Ingredientes y procedimiento
Un corazón de buen tamaño, que se deja macerar, por largo tiempo (para que se empape bien y de forma homogénea), en una mezcla hecha con sentimientos (que no falten el amor y la alegría) y un buen puñado de cualidades. Esta mezcla es un preparado secreto, aunque (si te fijas un poco) es muy fácil descubrir sus ingredientes. Reservamos.
Un alma de buen tamaño, que no haya pasado por cámara, es decir: pura y transparente. Procedemos a infundirle una escala de valores (donde el primero debe ser la honestidad). Reservamos.
Una cabeza de tamaño estándar, pero es imprescindible que esté bien amueblada. Reservamos.
Una garganta privilegiada, una que, además, sepa conectar corazón, alma, cabeza y cuerpo. Son difíciles de encontrar, pero existen y, aunque no tienen precio, a veces hasta son gratis. Es cuestión de buscar con empeño. La dejamos así, tal cual. Reservamos.
Un cuerpo de infarto. Son bastante comunes, así que no será difícil conseguir uno, pero es muy recomendable que sea disciplinado y practique deporte con asiduidad (mejor si es ciclismo, pero también sirve el fútbol, el buceo o algo de gym). Reservamos.
Un poco de esencia aromática, con el olor que prefieras (a cada uno, David, nos huele diferente). Reservamos.
¿Y defectos, le ponemos algo de defectos? Pues podemos buscar algunos, sin duda, pero yo no los he encontrado relevantes para afectar al resultado final.
Agarramos un recipiente lo suficientemente grande para mezclar todos los ingredientes (nos debe dar para un ejemplar de 1,75 m de alto y unos 70 kg de peso). Primero ponemos el corazón, después el alma, seguimos con la cabeza, añadimos la garganta privilegiada y, finalmente, incorporamos el cuerpo de infarto, con unas gotas de esencia aromática ¡Ya estamos listos! Ahora, y con mucho mimo, vamos mezclando todo con movimientos envolventes, hasta que nos quede una mezcla homogénea y sin grumos, el color que predominará será el azul, en un tono muy sutil.
Tomamos el molde, no importa si lo ensuciamos demasiado o sufre algún daño (al finalizar el proceso, lo vamos a romper), y echamos la mezcla. Dejamos que tome forma y se consolide de manera natural ¡Ya podemos desmoldar y romper el molde!
Resultado final
Ahora viene lo divertido, vamos a decorarlo: podemos pintarlo con los colores que más nos gusten (todos los del arcoíris quedan genial), adornarlo con rizos rubios (o serpentinas de colores) y ojos color miel (bien limpios y transparentes), una boca con sonrisa franca y "dentolas" adorables, y... en la mano izquierda, le pintaremos un lunar, que será el punto y final a tanta belleza.
El resultado final es fascinante, y lo mejor: solo engorda el orgullo bisbalero.
Ingredientes y procedimiento
Un corazón de buen tamaño, que se deja macerar, por largo tiempo (para que se empape bien y de forma homogénea), en una mezcla hecha con sentimientos (que no falten el amor y la alegría) y un buen puñado de cualidades. Esta mezcla es un preparado secreto, aunque (si te fijas un poco) es muy fácil descubrir sus ingredientes. Reservamos.
Un alma de buen tamaño, que no haya pasado por cámara, es decir: pura y transparente. Procedemos a infundirle una escala de valores (donde el primero debe ser la honestidad). Reservamos.
Una cabeza de tamaño estándar, pero es imprescindible que esté bien amueblada. Reservamos.
Una garganta privilegiada, una que, además, sepa conectar corazón, alma, cabeza y cuerpo. Son difíciles de encontrar, pero existen y, aunque no tienen precio, a veces hasta son gratis. Es cuestión de buscar con empeño. La dejamos así, tal cual. Reservamos.
Un cuerpo de infarto. Son bastante comunes, así que no será difícil conseguir uno, pero es muy recomendable que sea disciplinado y practique deporte con asiduidad (mejor si es ciclismo, pero también sirve el fútbol, el buceo o algo de gym). Reservamos.
Un poco de esencia aromática, con el olor que prefieras (a cada uno, David, nos huele diferente). Reservamos.
¿Y defectos, le ponemos algo de defectos? Pues podemos buscar algunos, sin duda, pero yo no los he encontrado relevantes para afectar al resultado final.
Agarramos un recipiente lo suficientemente grande para mezclar todos los ingredientes (nos debe dar para un ejemplar de 1,75 m de alto y unos 70 kg de peso). Primero ponemos el corazón, después el alma, seguimos con la cabeza, añadimos la garganta privilegiada y, finalmente, incorporamos el cuerpo de infarto, con unas gotas de esencia aromática ¡Ya estamos listos! Ahora, y con mucho mimo, vamos mezclando todo con movimientos envolventes, hasta que nos quede una mezcla homogénea y sin grumos, el color que predominará será el azul, en un tono muy sutil.
Tomamos el molde, no importa si lo ensuciamos demasiado o sufre algún daño (al finalizar el proceso, lo vamos a romper), y echamos la mezcla. Dejamos que tome forma y se consolide de manera natural ¡Ya podemos desmoldar y romper el molde!
Resultado final
Ahora viene lo divertido, vamos a decorarlo: podemos pintarlo con los colores que más nos gusten (todos los del arcoíris quedan genial), adornarlo con rizos rubios (o serpentinas de colores) y ojos color miel (bien limpios y transparentes), una boca con sonrisa franca y "dentolas" adorables, y... en la mano izquierda, le pintaremos un lunar, que será el punto y final a tanta belleza.
El resultado final es fascinante, y lo mejor: solo engorda el orgullo bisbalero.
... acompáñame en el viaje que volar solo no puedo