David Bisbal, la rosa que murió de mal de aroma
Rosas hermosas, casi se puede percibir su olor a través de la pantalla. Implacable el destino y breve la belleza, aunque nos gusta pensar que la muerte solo llega con el olvido. Quizá, David Bisbal está refiriéndose a "La muerte de la Rosa", de García Márquez (como una atenta fan apunta, aquí -@Bisbalpress, que todo lo ve, lo retuiteó-), esa que "murió de mal de aroma".
Pero ella será eterna:
Fue rosa y eso basta.
Dios le guarde en su reino
A la diestra del alba.
Fue rosa y eso basta.
Dios le guarde en su reino
A la diestra del alba.
Y con esto, y teniendo en cuenta lo que puede pasar por esa cabeza llena de espléndidos rizos, nos entran unas ganas irremediables de nuevo disco.